(El dibujo y el texto fue realizado a pedido de Fabián Reato para su revista Laurentino. Ver en su contexto, junto al homenaje de Jaimo, acá.)
Quino es Dios, aunque yo sea ateo. A ver, probemos de nuevo: Quino es el John Lennon del humor gráfico, y de paso junto a dos ídolos en la misma afirmación forzada. Es que los Beatles y Mafalda son dos de mis millones de obsesiones, sólo que éstas me acompañan desde chico. Nunca voy a olvidar cuando, en un kiosco y canje de revistas al que todas las tardecitas iba a buscar mis Paturuzú cuando estaba de visita en casa de mis abuelos de Nogoyá, se me coló un ejemplar de Mafalda. Desde entonces he tenido cuatro o cinco veces la colección completa (hoy, hasta tengo una edición trucha y en miniatura de “Todo Mafalda” que me traje de Cusco). Me obsesioné tanto con la tira que cuando alguien me comentó que Quino ya no la dibujaba más me juré que yo iba a ser el continuador. Las diferencias con mi “obra” están a la vista y no quiero graficarlas para no deprimirme. Pero de ese temprano delirio de grandeza, conservo hasta el día de hoy la facultad de dibujar de memoria cada personaje de la tira. Mis amigos, en la escuela, me probaban de la siguiente manera: tomaban un ejemplar cualquiera de Mafalda y empezaban a leer una tira al azar, y yo, de memoria se las completaba con los diálogos intactos. Dos recuerdos más que quizás evidencian lo que es Quino para mí: cierto día iba de camino a jugar un importante partido de hockey sobre patines cuando veo en la vidriera de la desaparecida librería ” La Cultura “, el recién salido ejemplar del “Mafalda inédita”. Fui a mi casa, pedí plata y volví a comprarla y a devorar imágenes nunca antes vistas del maestro Quino. Del partido… si te he visto, ni me acuerdo. Y el otro recuerdo es el temblor de piernas cuando en el stand de Ediciones de la Flor en la Feria del Libro, logré ver “en vivo” al genio y llevarme una sintética Mafalda que después perdí. Ahora estará el viernes en Paraná y seguro que volveré a sentir el mismo temblor. Quino me hace creer que si hoy, algún nene descubre Mafalda, no todo está perdido, y que otro mundo es posible. ¡Bienvenido Quino! ¡Mafalda es el futuro, sus sueños están todavía por realizarse!
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